La Ciudad

Salvarezza: “En la educación, cambió la idea de que existen normas a cumplir”

La especialista en Neurociencias y Educación, destacó la importancia de recuperar la idea del esfuerzo y el respeto por las normas, además de reivindicar el concepto de mérito.

Natalia Prieto

np@lacapitalmdq.com.ar

En el marco del Congreso Argentino de Educación Privada, organizado por la Asociación de Instituciones de Educación Privada de la provincia de Buenos Aires, disertó en la ciudad la licenciada Florencia Salvarezza, quien, además, dialogó con LA CAPITAL.

– De acuerdo a su experiencia, ¿cambió mucho la educación en los últimos 30 años?

– Cambió en la idea de que existen normas y se cumplen, en la responsabilidad de la gente, que si uno tiene una tarea tiene que hacerla y si no la hizo tiene consecuencias. Estudiar o no estudiar no da lo mismo. El esfuerzo vale, es una idea fundamental que hay que recuperar. Una sociedad en la que el trabajo y la dedicación tienen un mérito está mal visto, pero eso es un problema. La realidad es que todos nos esforzamos en la vida, trabajamos, hacemos lo que tenemos que hacer. Los chicos tienen que ir al colegio, que exista la institución es fundamental y tiene que cumplir. No puede ser que los padres no manden a los chicos al colegio, porque en primaria la asistencia es una decisión parental. Los chicos faltan un montón y los padres saben. En otros países del mundo deben pagar multas tremendas en esos casos. Tu hijo no fue a la escuela y tenés que justificar por qué no fue. La escuela no es optativa, es un conjunto de cosas que se resumen en la idea de que la educación es obligatoria, necesaria. Le sirve a los individuos y a la sociedad.

– Ahora hacen creer que es igual cumplir o no cumplir, si hasta se estigmatiza la repitencia.

– El esfuerzo, la dedicación y el mérito sirven. Todos pueden aprender. La idea del mérito no es que algunos pueden, sino que todos pueden. A algunos les sale más fácil una cosa y a otros otra. Lo importante es recuperar la idea del esfuerzo, las normas hay que cumplirlas y los actos de uno tienen consecuencias, buenas o malas.

– ¿Esto marca una degradación, tanto de la sociedad como de la educación?

– Hay regulaciones para cosas innecesarias pero importantes y nadie las cumple. No diría degradación, pero es un sistema bastante fallido de comunidad, porque la reglas funcionan para las dos partes. Si no robo algo es porque es tuyo. En otros países, uno se sienta con su computadora y su teléfono y va al baño y deja todo y vuelve y está. Acá no se puede. La idea de que otro se lo puede llevar es delirante pero pasa. Las normas están hechas para la convivencia social, no son un sistema represivo para maltratar a la gente. Las normas son lo que hacen a la sociedad, entonces creo que pasa lo mismo en la escuela y en la sociedad.

Intentos fallidos

– ¿Qué función cumple la neurociencia en la educación?

– La neurociencia es un dominio enorme. En los últimos 25 años hubo un montón de avances en muchos dominios del desarrollo cerebral y algunos muy relacionados al aprendizaje. Por ejemplo: sabemos mucho cómo es que el cerebro cambia cuando aprendemos a leer, cómo hay que hacer para enseñar a leer. Y, a pesar de que sabemos cómo hacer y se hace en un montón de países, discutimos con qué método enseñamos a leer y seguimos insistiendo con métodos que no funcionan. Lo mismo pasa con la matemática. Es un dominio que aporta, no es único, y hay que estar dispuesto a entender que uno puede saber cosas que cambiaron y después aprende otra cosa superadora. Nos manejamos en educación con teorías que no están probadas y las que están probadas no las usamos.

– ¿Por qué?

– Por cuestiones ideológicas.

– ¿Cómo se puede cambiar?

– La alfabetización se maneja hace 40 años con las mismas políticas educativas. Cambiaron los gobiernos pero la gente en Educación sigue una línea que son las grandes teorías del siglo XX, pero que son teorías. Los hallazgos de fin del siglo XX, comienzos del XXI, dijeron ‘no sirve, hay que hacer otra cosa’, Eso es neurociencia. Si uno agarra pruebas Pisa o regionales, a los que les va mejor tienen que ver con decisiones basadas en evidencia.

Artificio y contenidos

– ¿La inteligencia artificial ya está en las aulas?

– No está en las aulas, está a disposición de todo el mundo. Es una herramienta más que, en algún momento, se utilizará. Es posible que se use en algunos lugares, pero no significa que esté generalizado. No se usa en todas las aulas de Argentina, por diversas razones, como conectividad o disponibilidad de dispositivos, por un montón de cosas. Y los docentes tampoco están familiarizados con esa herramienta.

– ¿La IA puede reemplazar al docente?

– La IA no reemplaza al docente, es una herramienta más que hay que aprender a usarla.

– ¿Cuál es la importancia de los contenidos?

– Si uno no conoce el mundo, que son los contenidos, no entiende nada de qué se trata. Cuando uno habla dice cosas pero no todo, supone que el otro sabe de qué estamos hablando. Leés un libro o una nota en el diario pero no dicen todo, entonces si alguien no sabe, no entiende de qué habla. Por ejemplo: una novela con vocabulario académico es difícil de entender. La idea que el conocimiento está en internet es muy cuestionable. Y ahí se une con la inteligencia artificial, porque para usarla tengo que saber hacerle las preguntas. Si no conozco nada del tema no puedo peguntar nada.

– ¿Las redes sociales llegaron a las aulas?

– Las redes sociales están en el mundo, en todo lados, como los celulares, que no deberían usarse en el aula porque deberían estar escuchando al docente. Si se usan es un problema del sistema educativo que tiene que modificar eso. Si estamos con los celulares en el aula que se use para buscar información. Es una discusión importante donde hay mucha evidencia en contra de los celulares en el aula, sobre todo en primaria.

– Entonces ¿está de acuerdo con la medida del gobierno de la ciudad de Buenos Aires de prohibirlos en las aulas?

– Es una medida bastante amplia, no dictamina la obligatoriedad de sacarlos, sino que las escuelas pueden regularlo. Me parece, sobre todo en primaria, que los niños no tienen nada que hacer con el celular en el aula, más allá de que uno discuta si un niño de 6 años tiene que tener celular. Esa es otra discusión, que es casi de domino privado de la familia. Me parece que la redes y los celulares están, prohibir es muy complejo, regular el uso es mejor.

– ¿Y quién debe regular?

– La institución. En eso soy ferviente defensora de que una escuela es una institución que tiene reglas y tienen que ser para todos iguales. No puede ser que para unos sí y para otros no. Lo mismo pasa con el “bullying”: las escuelas que tienen normas muy estrictas de lo que no se puede hacer tienen menos problemas que las que no tienen normas estrictas. Me refiero a comportamiento: si no se puede insultar, no se puede. Y nadie puede hacerlo. Si alguien lo hace es que infringió una norma y las cosas tienen consecuencias. Eso también es un punto a recuperar en las escuelas.

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